NO VALEN MÁS LOS VERSOS QUE EL ARROZ
"Tengo hambre,
dame comida", nos dicen los niños
con los mocos colgando
a los turistas en Kathmandu.
Y nosotros nos sentamos en las terrazas
a saborear café y bolleria francesa
y a escribir poemas infantiles
sobre la alquimia del alma.
Cambiaría todos mis versos
por mendrugos de pan de ayer,
todas las metáforas por vasos de leche.
No valen más los versos que el arroz.
para los niños
que esnifan pegamento
y se rascan la cabeza
en las rotondas de las ciudades
la juventud no es un divino tesoro,
es un improbable futuro de mierda
y si vieran una rosa
se la comerían sin pestañear.
No, no valen más los versos que el arroz.
¡Hay que decirlo de una vez¡
que nos iogan los de arriba,
mientras esto suceda
estamos todos muertos
somos pobres
tenemos llagas, hambre,
nos falta madre, pan
estamos sucios
somos culpables.
¡Hay que decirlo alto¡
estamos hartos,
no podemos ya
escribir versos
ni seguir siendo mansos
mientras los niños esnifan pegamento
en esta nuestra casa, nuestro hogar,
nuestro planeta.
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