POÉTICA
Como no tengo nada que decir
me zambullo en el puro desatino
de la mano libre de objetivos expresables,
callar no sé,
discursear tampoco.
Hago eslóganes para los pirómanos,
para los atletas de Dios,
para los monomaniacos como yo.
Como no sé nada y el silencio me abruma
os enveneno la oreja
con mi sarta de obviedades.
Los hombres de letras preparan el petate,
organizan una tertulia,
o se pasan a la novela histórica.
Yo cacareo mi mala leche y la ternura.
Pondré mis huevos cuando ya esteis sordos.
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